jueves, 28 de noviembre de 2013

Una mirada necesaria al ecosistema móvil

La aparición de "La comunicación móvil" pone nuevas bases para avanzar en el estudio de los usos de la movilidad

Tras meses de intensa labor, como suele suceder en estos casos, ya tenemos en el mercado una herramienta capaz de proporcionar una visión de conjunto de la comunicación móvil a estudiantes, profesionales y académicos de habla hispana.



El trabajo es obra del empeño de tres de los más relevantes -basta con echar un vistazo a las bases de datos académicas al respecto- expertos, por lo menos en Europa, en materia de comunicación móvil. Juan Miguel Aguado e Inmaculada Martínez, ambos profesores titulares de la Universidad de Murcia,  fundaron a principios de este siglo el grupo de investigación eCom, en una época en que hablar de "contenidos móviles" era una extravagancia. Y Claudio Feijóo, Catedrático de la Escuela de Telecomunicaciones de Madrid, economista e investigador entre otros del centro de excelencia IPTS, es una autoridad cuyos trabajos se siguen con el máximo interés en todo el mundo. De la época de los jardines vallados dominados por las compañías telefónicas a las plataformas construidas en torno a sistemas operativos y app stores ha llovido mucho, y algo de la historia de esta evolución se encuentra en el libro.

En este volumen aportan también su visión académicos vinculados a los diferentes ámbitos en los que se manifiesta el canal de comunicación en red de crecimiento más acelerado de la historia: Patricia Corredor, Leonarda García Jiménez, José Luis Gómez Barroso, Héctor Navarro Güere, José Manuel Noguera, Sergio Ramos-Villaverde, Marta Roel y Carlos A. Scolari. Yo mismo he sido también invitado a contribuir como coautor en los capítulos que describen el ecosistema móvil y que analizan el fenómeno del periodismo móvil.

Creo no excederme si digo que la mayor parte de los autores nos hemos quedado con la impresión de que la confluencia en un mismo libro de aportaciones de ingenieros, economistas y estudiosos de la comunicación proporciona algo muy parecido a una visión en 360 grados del fenómeno de la producción y el consumo de contenidos en condiciones de comunicación ubicua. Un instrumento para la transmisión del conocimiento de esta amplitud no podía hallarse hasta ahora en español.

Más allá de la necesidad de situar el fenómeno en su dimensión social y tecnoeconómica, lo móvil es examinado como lenguaje y como fenómeno informativo; como actor en el cloud computing y en el Internet de las cosas; como soporte publicitario y como instrumento de relación social; como rival/aliado de los grandes medios de difusión y como plataforma de obtención de datos personales capaces de perfilar audiencias más coherentes que nunca. Ojalá que reciba una acogida crítica amplia entre los diferentes públicos interesados y necesitados de información y de reflexión solventes.

El declive de Apple: una noticia, tal vez, exagerada (respuesta a S. McCoy-1)

Siempre es interesante leer a S. McCoy, pseudónimo que, no es ningún secreto, corresponde ni más ni menos que a Alberto Artero. Artero es uno de los cerebros detrás del éxito de El confidencial y una vez mencionada la marca no merece la pena extenderse en elogios.
Artero está al frente de la gestión de el Confi, mientras que su alter ego McCoy tiende a escribir sobre mercados financieros y economía en general. Esta vez se ha ocupado del ecosistema móvil en sus aspectos más estratégicos, lo que sin duda complementará el interés de un cuerpo de lectores acostumbrado más a las noticias sobre gadgets que a observar el revés de la trama del asunto.




McCoy titula: "Bye-bye Apple, la primacía de Android en cifras", y aporta para ello un conjunto de cuadros que le llevan a concluir: que el negocio de Apple está seriamente amenazado por el robusto crecimiento de Samsung como vendedor de dispositivos; que en el mundo hay de largo más terminales Android que Apple; que la capacidad de monetización de las aplicaciones Android está a punto de igualar a la de las de la plataforma iOS de Apple; y que esta hegemonía de Android se extiende al mundo tablet, donde el iPad de Apple lleva las de perder.
Los datos de McCoy son nobles y están bien enlazados, pero tal vez el modo en que presenta sus afirmaciones nos lleve a conclusiones precipitadas, que dejan de lado consideraciones de estrategia de empresa y de estructura de cada una de las plataformas que nos dan como resultado un panorama demasiado sesgado hacia un declive de Apple que está por demostrar. Vamos, que me viene a la memoria aquella nota de Mark Twain cuando leyó su propio obituario en el New York Journal y respondió: "la noticia de mi muerte me parece una exageración".



Dicho esto, aprovecho el post de McCoy para cuestionar algunas de las verdades que expone. Sus aseveraciones toman como base un documentado informe de Business Insider (BI) que merece todo el interés (gracias McCoy/Artero por la recomendación).
Lo primero que hay que observar es que, a mi juicio, no se desprende de la magnífica y extensa presentación de BI que Apple haya entrado en declive. Creo que McCoy no valora en su debida medida el papel de la estructura interna de cada plataforma en la circulación de contenidos y por tanto en su monetización.

Apple y Samsung
Samsung es el primer fabricante mundial de teléfonos móviles. Cada día vende un millón de smartphones, según estimaciones generalmente fiables de Tomi Ahonen. Ese mismo analista prevé por primera vez que Apple ceda un punto de cuota de mercado global este año, por primera vez en su historia.
Pero Apple hace años que dejó de ser una empresa totalmente dependiente de sus ventas de dispositivos. Desde principios de siglo vende contenidos, comenzando por música -ahí está el iTunes store-, libros... y apps. No hay más que preguntar a nuestro alrededor: la mayor parte de los usuarios de Android que conocemos jamás se han descargado una aplicación de pago, mientras que es raro encontrar un solo poseedor de iPhone que aún no haya pasado por caja en el Apple App Store. Y en el caso de que las cosas se pudieran más difíciles, Apple siempre tiene dos ases en la manga: reducir precios, ya sea por la vía de limitar sus márgenes o simplemente poner en el mercado terminales de prestaciones más modestas -por ejemplo, jugando con la rapidez del procesador o con la calidad o el tamaño de la pantalla, por ejemplo-.



Para Google, el líder de Android y del Google Play Store, la lentitud en el desarrollo del mercado de aplicaciones de pago no es tan grave: mucho más del 90% de las búsquedas en móviles son suyas, y eso es dinero en la mano en anunciantes globales y locales, grandes y pequeños.
Por otro lado, Samsung lidera el espacio Android, pero se trata de un liderazgo tan sólido ahora coo incierto a largo plazo. Android seguirá liderando el mercado de sistemas operativos móviles por mucho tiempo, pero sus usuarios deciden cada 18-24 meses qué Android van a tener: ¿Actualiza Samsung el sistema con la debida diligencia? ¿Fuerza la obsolescencia de smartphones perfectamente capaces de mantenerse al día por la vía de no actualizar el sistema? A diferencia de lo que pasa con los PC, generalmente la actualización del sistema no está en manos del usuario sino del fabricante del teléfono.


Además, Samsung, que sigue siendo líder en la venta de teléfonos no smartphone, está a punto de lanzar su propio sistema operativo, Tizen, apoyado en sólidos fundamentos tecnológicos y con una capacidad de arrastre fuera de toda duda. Asiáticos, africanos y habitantes de las Américas acostumbrados a teléfonos Samsung de gama media-baja son público objetivo de Tizen. Si la operación Tizen se consolida, ¿no sentirán los coreanos la tentación de favorecer la migración a su propia tecnología de sus clientes Android?
Son elementos a mi juicio lo bastante relevantes como para no dar la partida por cerrada, estratégicamente hablando.

La primacía de Android: cara y cruz
El principal problema de monetización de las aplicaciones de Android tiene un nombre: fragmentación ¿Alguien se imagina que la última versión del iOS de Apple estuviera rodando en solo un 2,3% de los dispositivos activos en el mercado? Pues esa es exactamente la situación, según los propios datos de Android a 1 de noviembre de 2013: la penúltima versión, 4.3., conocida como Gominola, no llega el 3%; de la 4.4. o KitKat ni aparecen datos todavía.



Encuestas a desarrolladores aparte, este no es el mejor panorama para emprender desarrollos de altas prestaciones en una plataforma móvil, por más millones de usuarios que tenga. Más de una cuarta parte de los usuarios siguen con la versión 2.3. o Gingerbread, que data de 2010. Otro 20% está varado en Ice Cream Sandwich, la versión 4.0., que tiene más de dos años ¿Cuántas actualizaciones de YouTube, Flipboard, Dropbox o TVE se han quedado privadas de prestaciones básicas por culpa de  la no actualización? El dinero que ganan los fabricantes de teléfonos Android de gama media -a veces incluso modelos de Samsung o de HTC- provocando la obsolescencia de sus terminales puede ser una invitación a cambiar de marca en futuras ocasiones y supone, en todo caso, un perjuicio para los creadores de contenidos y aplicaciones, que desconocen el alcance de cada versión de app que ponen en el mercado.

Hay más cuestiones que plantea Artero-McCoy en su artículo, que voy a tener que responder en un post más adelante. Prometo hacerlo pronto. Enhorabuena y gracias a los que hayáis llegado hasta aquí.


lunes, 9 de septiembre de 2013

El reto de Microsoft

La empresa de las ventanas en pantalla tendrá que convencer a los clientes de Nokia de que sus productos sirven para algo más que para hablar y mandar SMS


Para la mayor parte de consumidores de Europa Occidental, el móvil es un aparato que sirve para compartir fotografías, mandar y recibir emails y whatsapps, navegar por internet, orientarse por GPS, estar en Instagram, Twitter, Facebook... y también para hablar con personas. Así lo atestiguan los datos de la consultora especializada IDC, según la cual el 75% de los teléfonos móviles vendidos en Europa Occidental en los últimos doce meses han sido smartphones. Buena noticia para productores y agregadores de contenidos y apps, para operadores móviles, y también, cómo no, para productores de terminales... menos para Nokia.

Según los mismos datos de IDC, el segundo trimestre europeo otorga a Nokia -ahora Microsoft- una cuota de mercado en teléfonos móviles del 13,2%, empatado en el segundo lugar con Apple. Samsung lidera el mercado con un 43,4%.

¿Qué sucede si nos fijamos solo en los smartphones vendidos por cada cual? Samsung sigue en cabeza con un 42,9%, seguido de Apple, con un 17,5%. Para encontrar a Nokia-Microsoft hay que desplazar la vista hasta la quinta posición, donde a lo sumo puede presumir de un modesto 5,5%; le superan Sony (11,3%) y LG (8%). Son estas dos últimas marcas, junto con Apple, las que aumentan cuota de mercado en smartphones respecto al conjunto de teléfonos móviles. La posición de Samsung queda más o menos inalterada.

Ahí se nos revela el problema estratégico de Microsoft con Nokia: cómo hacer que sus clientes migren del teléfono que sirve básicamente para hablar al teléfono que también sirve para hablar. El obstáculo ya no es de tecnología: Windows Phone cuando menos cumple con las expectativas de los usuarios. Tal vez sea de marketing, de dimensión de ecosistema, de relación con los operadores. Pero el problema es serio, y sucede precisamente en Europa Occidental, hasta hace pocos años considerado mercado casi cautivo de la hasta ahora compañía finlandesa. ¿Ya saben en Seatlle cómo devolverle la vida a una marca zombie?

martes, 3 de septiembre de 2013

La segunda oportunidad de los operadores móviles

Caos en la lucha por el tercer lugar: la operación Nokia-Microsoft añade incertidumbre y da a Firefox OS una gran baza

Me viene ahora a la cabeza el comentario de un líder socialista español de hace unos 30 años, cuando la izquierda ganó por primera vez unas elecciones en régimen de monarquía parlamentaria: a partir de ahora a España no la va a conocer ni la madre que la parió. Pues algo parecido podríamos decir, creo, del segmento de mercado global integrado por unos 80-100 millones de smartphones -sin contar el mercado de tablets y otros dispositivos parecidos- por lo menos. Viene a ser ese el volumen del nicho anual de ventas de teléfonos inteligentes no iOS-no Android que podríamos estimar a partir de los últimos resultados trimestrales. Yo tiendo a fiarme en este capítulo de las estimaciones que ofrece en su blog el consultor Tomi Ahonen.


El segundo trimestre se vendieron en el mundo 232,7 millones de teléfonos móviles inteligentes. La hegemonía de Android (79% de cuota de mercado) no amenaza en la práctica la posición de Apple, que mientras se debate acerca de su exploración de los segmentos más bajos de la población mantiene un 13,4% muy interesante. Lo que viene después es un magma de sistemas operativos integrado por unos 18 millones de unidades: buena parte de este paquete corresponde a sistemas marcados por la incertidumbre: la parte del león es para Windows Phone, una tecnología cuyos principales fabricantes son Nokia... y Samsung. BlackBerry, el siguiente, es un negocio con el cartel de se vende en la fachada. El tercero de la lista, Bada, un sistema de Samsung que tiene por delante la transición hacia su nuevo sistema Tizen. En último lugar, ese capítulo de otros en el que cabrá de todo.





Mi pregunta es: ¿cuántos de esos otros, una partida de 1,3 millones de aparatos, corresponden a Firefox OS, ese sistema operativo aparentemente revolucionario, basado en HTML5, y apadrinado por una alianza con la fundación Firefox en la que mandan sobre todo los operadores móviles, y singularmente Telefónica? Más aún: ¿qué están dispuestos a hacer sus promotores por llevarse la parte del león de ese ocho por ciento que sí podría dar lugar a un ecosistema de contenidos futuro de envergadura? No se nos olvide que en este momento ya se venden en el mundo más teléfonos inteligentes que tontos, y que el mercado smartphone alcanzará pronto la cifra fetiche de mil millones de unidades/año. Y creciendo sobre todo a costa del segmento de consumidores de poder adquisitivo bajo, que aspiran a un aparato con apariencia y prestaciones de iPhone por una cuarta parte de su precio. Y que no aceptan, por ejemplo, limitaciones para utilizar la última versión de Instagram, Facebook o Twitter.


¿Dónde van a adquirir estos consumidores sus teléfonos con cámara, interfaz táctil y conexión de datos? La mayor parte lo harán a través de sus facturas telefónicas, con terminales subvencionados.
Teniendo en cuenta que Microsoft-Nokia ofrece unos teléfonos con un sistema que incorpora la máxima integración con Skype, el sistema que permite llamar por teléfono a cualquier parte del mundo esquivando las tarifas de voz, ¿de verdad en Microsoft esperan que Telefónica o Singtel, por ejemplo, coloquen a los Lumia en primera línea de los escaparates en detrimento de un Android o un iPhone?



Desde que Schumpeter nos describió los procesos de innovación en el capitalismo manejamos con soltura aquello de la destrucción creativa: en el mundo móvil, el surgimiento de lo nuevo -las plataformas, en este caso, y su secuela de apps y de dispositivos y servicios ad hoc- acaba provocando el desmantelamiento de lo viejo, en este caso los modelos tradicionales, llámense de jardín valladoon deckpush, o como se prefiera.


Todo suena, pues, como un escenario soñado por aquellos operadores de telecomunicaciones, antaño creadores del mercado de las comunicaciones móviles, y preteridos por las plataformas en el proceso de creación de valor añadido. Con un Firefox OS robusto, con una base de usuarios satisfecha y fidelidad, las telecoms tendrían una segunda oportunidad de engancharse al negocio del contenido móvil constituyendo una auténtica plataforma basada en un ecosistema de contenidos ricos, con desarrolladores interesados con su desarrollo. Además, la ruptura del duopolio práctico Apple-Android les permitiría mejorar su posición negociadora como vendedores minoristas de terminales. Telefónica es una empresa tan grande que seguro que en algún rincón de su complejo madrileño de edificios high tech tiene a alguien haciendo un análisis parecido a este, y por supuesto mucho mejor amueblado. La duda es: ¿acertarán esta vez?

Microsoft, Nokia, y las cartas boca arriba

Los más contentos, los accionistas de Nokia que se quitan de encima el negocio de móviles a precio de saldo


La noticia está ahí: Microsoft compra la división de móviles de Nokia por 5.440 millones de euros, con la intención de dotar a su sistema operativo Windows 8 -no sé ya si llamarle Windows Phone 8, o de cualquier otro modo que se le ocurra a la compañía- de un hardware propietario.



Interesantísimo movimiento estratégico, predicho por muchos y por alguno desde el principio: ¿pueden dos cojos andar como un solo hombre? Ambas empresas tienen una cosa en común: han llegado tarde a la revolución de las plataformas móviles, que con su entorno de tiendas de aplicaciones, desarrolladores-productores de contenidos de todo tipo y consumidores ávidos de comunicación ubicua está transformando el paisaje de la cultura y la sociedad del siglo XXI.


En lo demás, cada uno de los contratantes tiene su propia forma de llegar tarde: Microsoft llega tarde casi siempre, pero las toneladas de liquidez de su balance le han permitido hasta ahora aplastar a sus competidores directos, o por lo menos parar el golpe. Tuvieron la arrogancia de despreciar la creación de Internet como red de consumo en los 90, creando su propia red (Microsoft Network, luego originaria de las siglas MSN); posteriormente repararon en parte su arrogancia entrando como hipopótamos en el negocio de los navegadores con un Internet Explorer obligatorio, empotrado en Windows (¿se acuerdan de Netscape, ahora felizmente reconvertido en Firefox?); su falta de empatía hacia lo móvil se relata solo con recordar los años que han tardado en poner en el mercado algo que pudiera remotamente asemejarse a lo que tenían los usuarios de Android o de Apple; al fin y al cabo, su mayor error en el mundo de la informática personal, que no es otro que su negativa a apostar en serio por la interfaz gráfica (pasaron más de diez años desde el primer sistema de Apple hasta Windows 2000, copia mala de todo lo creado en la empresa de la manzana) no fue castigado por los usuarios, que siguieron apegados a sus PC de plataforma Wintel -apodo del mundo Windows/Intel- a pesar de la superioridad tecnológica de Apple. Eran otros tiempos.



La tardanza de Nokia se remonta a finales de la década pasada, cuando nació el iPhone, que en la segunda versión de su sistema operativo -la primera no estaba a la altura de las expectativas de los usuarios- le daba sopas con honda a todo lo que sonara a Nokia: multitarea, interfaz multitáctil, y, sobre todo, un entorno -llamémosle plataforma- atractivo para desarrollar todo tipo de aplicaciones, poner contenidos al alcance los usuarios. Mientras tanto, en Nokia daba la impresión de que observaban la realidad mirándola por encima del hombro -posicionamiento de Google con Android incluído-, sin tener presente que era hora de darse prisa con la actualización de un sistema operativo obsoleto -Symbian-, el establecimiento de relaciones comerciales positivas con los operadores de redes y, sobre todo, que debía comprender que el App Store de Apple y el Android Market de Google habían cambiado las reglas del juego con audiencias y con desarroladores.


Los que sí pueden estar contentos con el resultado son los que hasta ayer eran sufridores accionistas de Nokia: sus acciones han subido un 35% en un día. No está mal. Pero el precio pagado por Microsoft a cambio de Nokia, siendo mucho dinero, es ridículo si lo comparamos con el valor en bolsa, por ejemplo, de Red Eléctrica española. Con esos 5 mil y pico de millones de euros no podríamos comprarnos ni siquiera una décima parte de Inditex, el grupo industrial textil líder dueño de Zara, número uno en capitalización de la bolsa española. Y no nos olvidemos de que Nokia se halla, ni más ni menos que entre las veinte marcas más valiosas del mundo. Otro día hablamos del negocio desde el punto de vista de Microsoft, cuyos accionistas no parecen nada convencidos con el negocio.


miércoles, 14 de agosto de 2013

La extremaunción de BlackBerry: un caso para el Teniente Colombo

¿Ha sido un asesinato o el resultado de estrategias corporativamente autodestructivas?

Aclaración para los no familiarizados con ciertos ritos de la religión católica (hay lectores de este blog en áreas dispares del planeta): cuando un creyente se halla en estado muy grave, hasta el punto de que su vida corre serio peligro, se llama a un cura que le administra el sacramento llamado de la extremaunción; uncido con la bendición sacerdotal, se le encomienda al creador en la esperanza de que sea recibido, en caso de óbito, con la máxima indulgencia.


No muy diferente parece el estado estratégico de la empresa canadiense conocida como Blackberry, antes llamada RIM (Research In Motion). Esta semana la empresa que dirige Thorsten Heins ha anunciado la constitución de un comité para explorar todo tipo de alternativas estratégicas para el futuro de la compañía, incluida, por supuesto, su venta a otra empresa. No es la clase de decisión que adopta una empresa en la cresta de la ola, sino más bien todo lo contrario. Los gestos de desdén de todo tipo de analistas del sector hacia el futuro de Blackberry predominan sobre cualquier otro sentimiento. Jean-Louis Gassée, una de las muchas mentes brillantes en torno a Silicon Valley,  ha sido tal vez el más cáustico: comprar Blackberry sería un acto de necrofilia. "From RIM to RIP", titula el Telegraph en Londres. No se trata ahora de comenzar a dar cifras: la empresa lleva demasiado tiempo perdiendo dinero habiendo comenzado como uno de los creadores del producto electrónico ahora favorito del mundo: el terminal móvil. Interesante.

Tenemos, pues, un cadáver, o si se quiere, un cuerpo cuya vida está en grave peligro y con limitadas posibilidades de supervivencia. No nos extrañaría que en tales circunstancias hiciera acto de presencia un policía desgarbado, preguntón y un poco pesado como el Teniente Colombo, un personaje de serie policíaca de aquellos tiempos en los que Televisión Española era forzosamente la mejor televisión de España.


Se me ocurre que el policía debería en primera instancia preguntarse qué tipo de asunto tiene enfrente. No es lo mismo un asesinato premeditado que un homicidio en defensa propia, un accidente que un suicidio o una muerte natural.

¿Cuál era el negocio de Blackberry y quién se lo arrebató? ¿Quiénes eran sus clientes? Blackberry comenzó orientado al servicio de empresas y de profesionales, se dotó de un conjunto de servidores propios capaces de comunicar mensajes escritos entre terminales móviles, en los que se podía escribir por unas diminutas teclas de plástico, mediante una tecnología propia, que se situaba más allá del SMS, y que ofrecía a sus clientes a un precio muy competitivo. En esos terminales los usuarios podían, además, hablar por teléfono. A principios del siglo XXI no había nada más trendy en la City de Londres que un tipo empuñando su Blackberry camino de, pongamos, la estación de metro de Moorgate.


El mercado fue cambiando, en unas cosas para bien y en otras para mal desde su perspectiva. Los usuarios se acostumbraron al uso de los mensajes de texto más allá de lo que tuviera que ver con los negocios, y el público cambió: los teenagers se sumaron a los usuarios de cuello blanco. Pintaba bien.

La parte buena es que todo lo relativo a la creación y circulación de contenidos pasaba por el teléfono. La parte mala es que casi nada de lo que tenía un dispositivo Blackberry era de gran utilidad para los usuarios orientados al consumo de contenidos en movilidad. Y lo peor de todo: o en RIM no lo vieron, o no quisieron verlo, y en todo caso cuando lo hicieron todo lo encaminado a superar el problema sucedió demasiado despacio.


¿Y los competidores de Blackberry, en qué estaban por aquellos tiempos? Algunos pasaban del fenómeno móvil, pensando que no sería más que una parte residual de su negocio (Microsoft), y al final  terminan como perdedores en el nuevo entorno de circulación de contenidos. Otros, los creadores primigenios del mercado de la movilidad (Nokia), lentos de reflejos y muy seguros de sí mismos, se ven abocados a alianzas que les dejan sin identidad de marca, sin tecnología y sin mercado. Los hay que se las dan de querer cambiar el mundo (Apple) y terminan por lograrlo, creando desde casi cero un ecosistema de contenidos basado en un aparato de limitadas prestaciones (el iPhone) pero capaz de generar grandes expectativas entre sus clientes. El gran triunfador (Google) replantea su compañía de arriba abajo, se moviliza y gracias a Android antes de haber vendido el primer teléfono bajo la marca Google ya lidera el mercado. Hay más estrategias: Amazon se reinventa como vendedora de sus propios tablets, Facebook incorpora lo móvil a todo lo que hace, Palm fracasa en su transición tecnológica, etc. Muchas historias que darían, tal vez darán, para escribir y escribir.

Por cierto, ¿qué ha pasado con la base de clientes de aquellos Blackberry? Los del mundo de los negocios blanden ahora un iPhone o pongamos un Samsung con pantalla táctil de no menos de 4 pulgadas. Lis frikis de los mensajes hace tiempo que se dieron cuenta de que no era necesario pagar por los servidores de mensajes de Blackberry, porque con una cuenta de datos con cualquier teléfono de ahora existen servicios -las aplicaciones llamadas de mensajería OTT- tipo WhatsApp, Line u otros, que le permiten mandar mensajes de textos y muchas cosas más. Algunos echan de menos el teclado físico de su Blackberry, pero las nuevas pantallas son luminosas, grandes, y la interfaz multitáctil termina por ser una ventaja que se sobrepone a todo lo que se ha dejado atrás. Ah, y tanto Google Play como App Store tienen en sus tiendas cualquier aplicación de las que hacen falta, y cada vez más soluciones para el mundo de la empresa.


Cuando en los confortables despachos canadienses de RIM se dieron cuenta del nuevo entorno ya era demasiado tarde. Cambiar el nombre de la empresa a Blackberry no estuvo mal; lanzar un nuevo sistema operativo y una nueva generación de terminales con interfaz multitáctil era necesario, pero, quizás too little too late. Ahora venden la viabilidad de la empresa hablando de conceptos tan sexis para los tiburones de las finanzas como "interesantes opciones a largo plazo". A ver quién se atreve ahora con ese marrón llamado Blackberry.

Es probable que tras esta sucesión de preguntas y algunas de las respuestas nuestro Teniente Colombo haya terminado harto del asunto, deje por imposible de momento las respuestas definitivas y se meta en su sedán cochambroso camino de casa a ver alguna película pirateada en el emule. Y allá los canadienses de marras con sus asuntos.

lunes, 12 de agosto de 2013

Jeff Bezos, Amazon y el Washington Post

Bezos es más que un visionario, Amazon mucho más que una tienda y el Washington Post puede ser el inicio de un estrategia nueva en la convergencia de medios y dispositivos móviles



He estado demasiado tiempo sin atender a este blog, y he tardado más de lo debido en reaccionar ante un movimiento que me parece -luego habrá que ver que dan de si los acontecimientos- prometedor. Jeff Bezos, fundador y principal dueño de Amazon, ha comprado el Washington Post, uno de los emblemas de la prensa escrita más reputados. Tres protagonistas en juego, pues.



Empiezo por Bezos. Con medio planeta fascinado por el personaje neohippy, ciclotímico y egocéntrico de Steve Jobs -cuyos logros están fuera de dudas-, el resplandor del fundador de Apple ha dejado en la penumbra el papel de personajes como Bezos. En pleno estallido de la primera burbuja de las tecnológicas, allá por 2002 o así, recuerdo una tarde-noche de guardia en la redacción de Bloomberg en Londres, echando un vistazo a la programación del canal financiero Bloomberg TV en inglés. Jim Bezos era el invitado en la entrevista: análisis de resultados, perspectivas de crecimiento de su negocio, evolución de la acción... ante una enumeración tan halagüeña de las perspectivas de la empresa, su interlocutor le pregunta: entonces, ¿usted recomendaría a los inversores la compra de acciones de Amazon? Respuesta de Bezos: dadas las características de nuestro negocio y el entorno en el que se desarrolla, la compra de acciones de Amazon no es aconsejable en este momento para accionistas que no estén mentalizados para hacerse cargo del riesgo que implica ser accionista de mi empresa. Basta con este fragmento para ver que no estamos ante un ejecutivo-empresario de los que vemos por aquí.

Como tantos otros triunfadores en el mundo .com, lo de Amazon no tiene nada de casual, como puede comprobarse en esta entrevista de 1997 con Chuck Severance, catedrático de la Universidad de Michigan y uno de los académicos que mejor ha estudiado la historia de Internet. Hace tres lustros un jovencísimo Bezos lo tenía claro: nadie mejor que el comercio online para manejar la distribución de una familia de contenidos tan heterogénea como el libro, con varios millones de referencias diseminadas por todo el mundo. Su reto ha sido en un primer momento ser fiel a ese propósito.


Pero ya no estamos ahí. En todo ese tiempo Amazon no se ha limitado a crecer: se ha transformado en otra cosa: es una tienda en la red, pero ya no vende solo libros y discos sino casi cualquier cosa, e incluso posibilita que compremos a través suyo en tiendas de la competencia. ¿Ha sido el primer ejemplo de convergencia entre comercio electrónico y conceptos de red 2.0? Expertos como Timmers (1998) opinan así. Amazon es una tienda, sí, pero se ha convertido, también, en un agregador, una herramienta para vincular consejos, referencias, indicaciones, enlaces... Pero la evolución mediática en la era digital no se detiene, hasta el punto de que especies que nacen como una cierta cosa se transforman, a lo largo de su vida, en criaturas distintas. Así, al agregador se le brinda en el ecosistema digital la posibilidad de ascender escalones en la cadena de valor del negocio del contenido, para pasar a convertirse directamente en productor, como relata Clayton Christensen 



En esa estrategia de convertirse en productor-distribuidor de contenidos, Amazon se ha aventurado primero en el terreno de los dispositivos móviles conectados, desde sus primeros Kindle hasta la última generación de Kindle Fire con pantalla HD. Primero se trataba de facilitar un mínimo de conectividad para poder adquirir productos de Amazon en los cinco continentes. Posteriormente, el Kindle Fire se hizo wifi y habitó entre nosotros con un navegador de nueva generación, el Sylk, más rápido que el resto, y con un grado de integración funcional con la nube desconocido en cualquier dispositivo parecido contemporáneo. La tecnología del Kindle ha convergido con el Android en todo menos en lo que más le interesa a Google: el acceso a Google Play Market. Los aparatos de Amazon compran... en Amazon, y solo en Amazon.



Alguien ha escrito estos días que la compra de diarios estadounidenses por Rupert Murdoch es preferible que la entrada de Bezos en el Washington Post, porque el primero forma parte del sector mediático y el segundo, no. ¿De verdad puede sostenerse a estas alturas que Amazon no forma parte del sistema universal de cultura-entretenimiento-medios en la misma medida que NewsCorp, Prisa, Google, Apple o Facebook, por poner algunos ejemplos?

Tal como están las cosas, pocos actores se hallan en mejor posición para explorar las posiciones de convergencia de negocio entre la prensa escrita, sus espacios web y los dispositivos móviles de todo tipo -tablet, teléfonos, ciberlibros, cámaras...- como lo estarían Amazon y el Washington Post si se lo propusieran. Ojalá que acierten, ojalá que se les ocurran nuevas vías para hacer del periodismo una actividad económicamente sostenible para las empresas y una profesión con la que los comunicadores puedan sustentarse honorablemente en el más extenso sentido del término.

jueves, 28 de febrero de 2013

Notas del MWC: sistemas operativos

Firefox OS puede ser la estrella nueva, pero más allá de las buenas vibraciones su historia solo acaba de comenzar

El MWC de Barcelona, ya consolidado como el gran evento global del sector junto con el CES de Las Vegas, aprovecha su alcance para dar a conocer buena parte de las novedades que interesan a los diversos profesionales de la movilidad, aunque con una excepción siempre notoria: la de Apple, que como siempre prefiere sus propios eventos para comunicarse con el público, hasta el punto de que ni contempla tener un lugar dedicado en el MWC. Lleva camino parecido, aunque con menos ínfulas por ahora, Samsung, que ha aprovechado el evento de Barcelona para repartir invitaciones para una presentación para el 14 de marzo de su teléfono Galaxy S4. Los asesores externos de marketing de estas multinacionales probablemente ven mejores perspectivas de facturación propia, mayor control del entorno y tal vez mejor acceso a los titulares en un acto fuera de certamen. Ellos sabrán.

Los sistemas operativos son, junto con los dispositivos, las tradicionales estrellas. El fetichismo consumista del público hacia los aparatos tiende a ser irresistible, y los sistemas operativos han adquirido un papel extremadamente relevante a la hora de configurar la experiencia de usuario. Y en estas se presenta Firefox OS, el sistema derivado directamente de la tecnología HTML5, la gran promesa de un Internet -fijo y móvil- más flexible, más potente y menos dependiente de las app ligadas a un sistema operativo: un entorno, en definitiva, donde casi todo gira en torno al navegador y sus extensiones.

A partir de estas premisas, un grupo de operadores de telecomunicaciones entre los que se halla Telefónica se ha asociado con la Fundación Mozilla, promotora del navegador Firefox, y ha dado lugar al Firefox OS, el primer sistema operativo HTML5 100%. Se trata de construir un ecosistema, una plataforma tecnológica alternativa a las existentes en el mundo móvil y que a la larga -muy a la larga- pueda dar la batalla a los dos grandes: Google-Android y Apple-iPhone/iPad. El proyecto juega con dos grandes bazas: el apoyo de los operadores de redes y el atractivo que supone para los desarrolladores la oferta de un sistema abierto.

Los operadores de redes están perdiendo la partida de la movilidad, condenados a vender ancho de banda, cada vez más y cada vez más barato. Han permanecido demasiado tiempo en su mundo de jardines vallados, tienen dinero para analizar el entorno y saber lo que se les viene encima y desean situarse en un contexto más favorable. Un entorno en el que, tal vez, puedan participar en el gran negocio de las aplicaciones, servicios y contenidos de los app store; y un entorno en el que, sobre todo, puedan, aunque solo sea de vez en cuando, tratar de tú a tú a los dos peces gordos de California que marcan el paso de los servicios que han de ofrecer, y que encima están detrás del diseño de los teléfonos que todo el mundo desea, unos teléfonos que sus clientes desean comprar a los precios más bajos posibles, y si puede ser a través de la factura telefónica. El impacto de los subsidios de los operadores a la compra de aparatos amenazaba con llevarse buena parte de sus beneficios, y por ello desde 2012 Telefónica y Vodafone en España han cambiado de estrategia.

Los actuales actores alternativos a Google-Apple no dan el pego: Blackberry ha tardado, tal vez demasiado, en aceptar la supremacía de la navegación Web y de las interfaces multitáctiles; Microsoft... ¿Microsoft? Tardón, errático, con un sistema tal vez bien concebido pero poco creíble para los usuarios.
Por todo eso es tan importante para Telefónica, y para el grupo de operadores que le siguen en la alianza, que Firefox OS salga bien. El elenco de operadores es impresionante: Sprint, Hutchinson, América Móvil, Deutsche Telecom, China Unicom, KDDI, Telecom Italia.. 18 por ahora. El proveedor de chips que se ha comprometido es tan solvente como Qualcomm y su SnapDragon. Y en Barcelona se han presentado tres fabricantes de teléfonos importantes que se apuntan a la aventura: los chinos de ZTE, más Sony y LG, tres marcas sin sistema de referencia que están con Android aunque no son líderes en el segmento, y que no ven su futuro en la plataforma Windows 8/RT, dominada por Nokia.

El turno es ahora de los desarrolladores, una comunidad dispersa que tiene desde hace años a la tecnología HTML5 en su agenda de cosas pendientes: según un estudio de la consultora Vision Mobile, los desarrolladores desean trabajar en aplicaciones HTML5, y prefieren hacerlo en esta tecnología antes que basados en plataformas como Blackberry o Windows 8. Además, Firefox OS confía en poder ofrecer aparatos más baratos con prestaciones altas. Puede ser suficiente para empezar y ganar cuota de mercado en países en desarrollo, pero es probable que en una fase posterior sus usuarios no se conformen con menos prestaciones que los mejores.

LG y WebOS

La otra gran aparición en sistemas operativos de este MWC se llama WebOS, así que estamos hablando de una resurrección. El sistema operativo de Palm-HP, que esta última empresa no se atrevió a desarrollar a fondo, renace adquirido por LG como sistema para televisión. ¿Un sistema operativo para televisores? Pues sí. La convergencia es implacable: los ordenadores personales, los tablet y los smartphone hacen a menudo las veces de un televisor, y la consecuencia lógica era que los televisores también convergieran. Los aparatos que se venden hoy día están en su mayor parte listos para conectarse a Internet de uno u otro modo. En sus versiones más sofisticadas, estas pantallas disponen de  aplicaciones y pueden descargarse otras nuevas desde la red. Son los primeros compases de otra nueva plataforma, la de los televisores inteligentes, de gran potencial comercial y donde está casi todo por definir. LG es un actor importante en el sector de la antes llamada línea marrón y así juega sus bazas con una tecnología que funcionaba en móviles y que habrá que hacer viable en televisores.

La otra gran novedad pendiente para este año, que parece que no va a aparecer en el MWC, se llama Tizen. El sistema operativo de Samsung-Intel con el que los coreanos quieren superar las limitaciones de Bada, su sistema propietario para featurephones -digamos que smartphones de gama media-baja-, y que pretende recoger lo mejor de MeeGo, la joya tecnológica elaborada por Nokia-Intel que la empresa finlandesa no se atrevió a lanzar.
En todo caso, los que seguimos este sector del mercado no podemos quejarnos de lo que da de sí el MWC este año, porque las noticias son importantes.

martes, 15 de enero de 2013

¿Facebook contra quién?

Discutir la hegemonía de Google y marcar territorio frente a Apple parecen los dos objetivos estratégicos del nuevo buscador 'graph search'


Facebook ha presentado hoy un nuevo servicio de búsquedas, Graph search,  solo en versión beta para usuarios en inglés de EE.UU., nos dice en su página. Así que la enorme expectación despertada por este gigante del ecosistema digital quedará sin satisfacción completa. Pero desde aquí sí me atrevo a lanzar algunos apuntes de estrategia.


Y bien, ¿qué es lo que graph search va a ser capaz de buscar que no nos estén ofreciendo ya otros buscadores? En primer lugar, parece que graph search busca dentro de Facebook, y no dentro de la red en su conjunto. Ahí tenemos la primera diferencia esencial. ¿El resto? El resto está por ver cómo se concreta, pero ahí va la promesa de Facebook: búsqueda personalizada y máximo respeto a la privacidad del usuario.


Graph search, eso sí, ofrecerá "respuestas, no enlaces", expresión usada en la presentación de hoy. Casi un ejercicio de publicidad comparativa. ¿Quién ofrece "enlaces" en su buscador? ¿El Bing de Microsoft? Parece que no: graph search tiene un cierto grado de integración con Bing, donde no llegue el buscador de Facebook ofrecerá resultados de Bing. Solo se me ocurren dos posibles aludidos más: el Siri de Apple, pero Siri ofrece respuestas casi siempre -otra cosa es que sean de alguna utilidad-, y, sobre todo, no es por ahora capaz de efectuar búsquedas en Facebook. Así que nos queda... ¡Google! Google es el objetivo a batir: tiene un buscador, y busca dentro de Facebook.

A primera vista parece un movimiento interesante por parte de esta red social: mil millones de usuarios en casi todo el mundo -China es otra historia- ávidos de relacionarse, que a menudo terminan recurriendo a Google en busca de datos en Facebook. Y Facebook se ha convertido en una Web dentro de la Web, un jardín vallado a lo 2.0. Ya viene siendo habitual buscar algo o a alguien por Google y encontrarse la correspondiente página de Facebook entre los primeros resultados. Así que lo que hace Facebook es lo que no pueden o no han sabido hacer, por ejemplo, los periódicos: construir su propia plataforma de búsquedas para beneficiarse del negocio de agregación de sus propios contenidos. Al mismo tiempo, si un día el Siri de Apple encuentra el cromosoma perdido y consigue hacer búsquedas en Facebook, no será un problema para la empresa de Mark Zuckerberg.

Un nuevo capítulo de una interminable "guerra tecnológica" tal como la explica in extenso y con brillantez Farhad Manjoo en un artículo aparecido el año pasado en el portal Fast Company. El escrito merece la pena. Solo un aperitivo: los protagonistas de la contienda son Apple, Google, Amazon y Facebook.