miércoles, 26 de febrero de 2014

Android "agitado, no removido"

Algunas claves de los 'forks', el arma de Nokia-Microsoft y de Amazon para posicionarse en el ecosistema móvil a costa del Android de Google

Comenzamos con un poco de James Bond, que al fin y al cabo no deja de ser un espía geek en versión de Ian Fleming. Como sus Martinis, estos forks ("Fork, Android fork") podrían ser un Android "agitado, no removido".

Puesto en jerga informática, el concepto de fork o bifurcación -los informáticos prefieren el término inglés- es la creación de un proyecto de software en una dirección distinta de la principal u oficial tomando el código fuente del proyecto ya existente. En esta edición del MWC de Barcelona uno de los proyectos más esperados es el conocido en Nokia como Normandy, por el cual la empresa originariamente finlandesa, posteriormente adquirida por Microsoft, desarrolla una versión del sistema operativo Android, promovido por Google en alianza con una larga lista de competidores de Microsoft y de Nokia. Son sus modelos X, X+ y XL, que presentan en este video. Como se supone que Android es un sistema operativo open source, cualquiera puede hacerse con él y modificarlo a su conveniencia, por lo que no se plantean problemas legales, aunque ello no significa que todo Android sea igual de abierto, como puede leerse en un reciente artículo en Ars Tecnica.

¿Nokia "Forkenstein"?

En las siguientes líneas voy a tratar de ayudar a entender qué hace una chica como Nokia en un sitio como Android. Es decir, si Nokia acaba de ser comprada por Microsoft, quien a su vez apuesta por su propio sistema-plataforma de Windows RT/Windows 8, ¿cómo se explica que se pase a Android de este modo?




Lo primero que necesitamos entender es hasta qué punto llega el fork de Nokia, es decir, hasta qué punto se separa de Android. A falta de experiencia suficiente, el propósito de Nokia consiste en ofrecer, por el momento solo en sus aparatos de gama más baja, acceso al vasto mundo de aplicaciones Android compatibles hasta la versión 4.2., cuyos desarrolladores descartan trabajar para Windows por su baja cuota de mercado. Microsoft-Nokia rediseña la capa exterior de su fork de manera que la interfaz -escritorio, menú principal, iconos de aplicaciones...- parezca por fuera más un Windows que un Android. Nokia ofrece su propio mercado de aplicaciones Android -acceso vedado a  Google Play Market so pena de tener que rootear o alterar el terminal y, entre otras cosas, perder la garantía del fabricante- en el que se supone que se darán de alta los mismos desarrolladores que ya venden apps en Google Play Store. Entretanto, Nokia parece dispuesta a permitir también el acceso al mercado de apps Android de Amazon. Hay que decir que Amazon es quien mayor éxito ha conseguido con su propio fork de Android, que funciona en sus dispositivos Kindle Fire.

Visto lo visto, es ocioso esperar una explicación de Nokia que justifique el movimiento con razones lógicas. Para empezar, ya ni siquiera hablamos de la misma Nokia que, hace casi cuatro años, nombró  al canadiense Stephen Elop, su primer consejero delegado no finlandés, para salir del atolladero comercial en el que estaba. Elop puso Nokia patas arriba, echó a la mayor parte de su talento, redujo a microscópica su cuota de mercado, la dejó en manos de Microsoft, desmontó todas las tecnologías propias de la finlandesa, y ahora Microsoft le pone al mando de su division de XBox, tal vez agradeciéndole los servicios prestados y confiando en que su división de videojuegos es lo bastante sólida como para resistir la falta de inteligencia emocional corporativa de Elop.


Los mejores contenidos, para los teléfonos más baratos: vaya estrategia

Aún así, es ineludible hacerse algunas preguntas muy básicas: si el problema la versión móvil de Windows es su falta de apps y su solución un fork de Android, ¿por qué dar solo a los teléfonos de gama baja de Nokia la opción de acceder a la mayor parte de los contenidos disponibles, dejando a los dispositivos, Lumia, de gama media-alta, de más de 300 euros en el páramo vallado de la plataforma Windows de apps?




Otra pregunta, no menos enjundiosa, es: ¿cómo esperan los señores de Microsoft convencer a los desarrolladores para que pongan a la venta sus aplicaciones en su tienda? ¿Realmente funcionan las aplicaciones para Android en Normandy tal cual, o habrá que cambiar un par de líneas de código para que sean válidas en el nuevo entorno? ¿Y será solo "un par", o serán más? ¿Será capaz el fork de Nokia de seguir a Android en su evolución futura?

Otra pregunta: ¿Hasta qué punto le interesa a Google esta proliferación de forks en torno a Android?Tal vez dependerá de quién sea el autor del fork. Google posee más de un 90% de la cuota de mercado en el negocio de búsquedas Web por móvil, y es evidente que en la hibridación entre las partes abiertas y las propietarias de Android se halla buena parte del secreto de este éxito. El fork de Amazon no amenaza a las búsquedas de Google, pero con Nokia puede ser otra historia. Sería lógico que Microsoft hiciera lo propio en su fork para colocar en la capa más visible del sistema a su buscador Bing, así como sus propios sistemas de mapas, que compiten en ese terreno con Google y con Apple. Veremos hasta qué punto encuentra la solución técnica idónea.



Alguien tendrá que defender al usuario
Ah, y una última consideración. Antes o después nuestras eximias autoridades europeas de la competencia deberán analizar a fondo lo que supone la utilización de pequeñas barreras técnicas, de mínima pretensión funcional, para impedir el acceso libre de los usuarios a contenidos. Podríamos llamarlo, en argot de expertos, jardines vallados 2.0. Ya sé que Google es muy grande y poderosa, y que no le vendría mal algún coscorrón en forma de multa de la UE,  pero me pregunto si cualquier fabricante de terminales móviles, se llame Amazon, Apple -lo hace desde siempre en su iOS-, Nokia o como sea, tiene derecho a restringir el acceso de dispositivos a una tienda de aplicaciones y/o contenidos, oficial o no, por el mero hecho de defender su posición comercial. ¿O es que nadie recuerda el caso Internet Explorer-Windows, que tanto dio que hablar en su momento en Europa y en Norteamérica? ¿Hay alguien ahí para defender a los pobres usuarios finales, indefensos ante tanto código y tanta amenaza de retirar la garantía del fabricante a quienes se atrevan a rootear (Android) o a hacer un jailbreak (iOS) de sus terminales? De nuevo nos lleva al interesantísimo asunto de la regulación pública -las plataformas, con milones de usuarios, se han convertido en espacios privados- de la conducta de las plataformas móviles. 

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